17/09/2014

El mundo es de los valientes

Ole, ole y ole. Los de Leica la han liado parda. Lo que iba a ser una más de las múltiples ediciones limitadas de sus cámaras, destinadas al mercado del hiperlujo fotográfico, se ha convertido en una revolución conceptual que nos debe hacer reflexionar sobre el carácter de la fotografía en la actualidad.

Por delante, es una iteración más del modelo más famoso de la marca, la Leica M, con su obstinación en objetivos de focal fija, su sistema telemétrico de enfoque manual y su leyenda, esa inmensa aura de prestigio, calidad y creatividad que Leica ha sabido convertir en beneficios durante 60 años. ¡Casi nada!


Destaca, eso sí, el reputado objetivo de 35 mm. de focal y 1,4F de abertura, con su extraño parasol metálico, uno de los objetivos más valorados, incluido en el kit. Poco más. La sorpresa viene cuando le damos la vuelta. Atención, que no estamos hablando de una cámara de película, sino de una digital:


La trasera está dominada por un gigante selector de la sensibilidad. Nada más. ¿Y la pantalla? Leica nos dice: ¿para qué quieres una pantalla? ¡Concéntrate en lo esencial! ¡Encuadra, enfoca, dispara! No tengo palabras; Leica ha jugado a antisistema, incumpliendo el primer mandamiento del nuevo orden fotográfico: una cámara digital muestra las fotos, y eso es bueno. Leica, por contra, parece decirnos: ¡no es bueno!, te hace vago y poco riguroso con la técnica, más fotógrafo de prueba y error que de ver la foto antes de hacerla. En definitiva, Leica apuesta por grandes dosis de disciplina con esta prueba de concepto (sólo se fabricarán 600 kits, a 15.000€ cada uno)

¿Pero de verdad es una cámara digital? Sí, y sin tonterías: sensor de 24 millones de píxeles CMOS y formato de grabación de imágenes DNG (el RAW de Adobe), aunque esconde al máximo la "D". Sólo el indicador de capacidad de la tarjeta de memoria, ubicado en el visor, revela su corazoncito lleno de bits.

Ya puestos, dos sugerencias a Leica: una versión monocroma de esta cámara sería ya la cumbre del purismo. ¡Ah!, y un servicio de revelado (online, sorry). Se conecta la cámara al PC y en una semana, las fotos en casa. Directas desde Alemania, por supuesto.







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