Hoy, millones de personas están descargando iOS 11, la renovación anual del sistema operativo de Apple para dispositivos móviles. Prácticamente desapercibido se incluye un cambio que marca el comienzo del fin para el formato digital de imágenes estáticas más famoso de la historia: el jpeg, que lleva con nosotros desde 1992.
Desde hoy, todos los dispositivos móviles Apple a partir del lanzamiento del iPhone 7 ya no crearán fotos en formato jpeg, sino en el nuevo HEIF. Habida cuenta que Apple vende 250 millones de cámaras cada año, entre teléfonos, tabletas y reproductores de música, el cambio de formato está más que asegurado; sólo es cuestión de tiempo.
Pero si jpeg nos ha servido tan bien, ¿por qué cambiar? Pues porque 25 años es mucho tiempo en el dominio digital. Nada es igual, ni parecido, a como era entonces. En particular, las tecnologías de compresión de datos han avanzado, así como la potencia de los procesadores actuales está a años luz de lo que teníamos entonces. Lo que en el siglo pasado era una tarea muy pesada en términos de cálculo, y por lo tanto lenta con los chips disponibles, ahora se puede hacer casi instantáneamente, lo que permite aplicar a las imágenes fijas algoritmos más eficientes, tanto en la calidad de la imagen como en el tamaño del fichero. Resumiendo: HEIF almacena una imagen en la mitad de espacio que su equivalente jpeg de la misma calidad y resolución.
Pero las ventajas no acaban ahí. Permite almacenar una sola imagen, una colección de imágenes que se pueden reproducir formando una animación al estilo de los GIFs, soporta hasta 16 bits de información por color (frente a los 8 del jpeg) y permite algunas funciones de edición en modo reversible, como el giro y el recorte.
¿Esto no será otra movida de Apple, que luego abandonará cuando no le convenga? Realmente no; este formato ha sido desarrollado por el Moving Picture Experts Group (MPEG), una referencia en el mundo de los estándares del vídeo. De hecho, HEIF tiene una conexión directa con el estándar de codificación de vídeo HEVC, más conocido como H.265 (lo siento, la sopa de letras no es responsabilidad mía). Que los formatos de imagen estática y en movimiento tengan un origen común no es casualidad, sino un ejemplo de la convergencia de ambos mundos.
Con semejante pedigrí, el formato tiene sólidas raíces que le auguran una larga vida. Y con el soporte de Apple en sus dispositivos móviles presentes y futuros, su expansión está garantizada. Ahora sólo falta que Adobe desde el lado de la edición y los navegadores desde el lado de la visualización le den soporte para que su implantación sea definitiva y enterremos dignamente al jpeg.